En el interior del “vivero”, millones de larvas blanquecinas se retuercen en bandejas para devorar una masa con olor ligeramente dulzón a cáscara de patata, pulpa de remolacha y residuos de cereales.
Lejos de una película de ciencia ficción, la fábrica Agronutris de Rethel, en las Ardenas, cría moscas soldado negras que transforman los desechos agrícolas que nadie quiere en proteínas: “oro” para alimentar a las mascotas pero especialmente a los peces de piscifactoría, un mercado en auge en todo el mundo bajo la presión de la demanda.
“El crecimiento de la acuicultura es gigantesco y significa que necesitamos materias primas para alimentar estas granjas de cría”, explica Raphaël Smia, director de la fábrica que lanzará su primera harina de insectos este verano, con un volumen previsto de 5.000 toneladas en 2024.
Confiada, la empresa anunció este miércoles la instalación de una segunda fábrica en Rethel, cuyas obras comenzarán el próximo año, para transformar "más de 280.000 toneladas" de residuos orgánicos en "30.000 toneladas de harina", sin precisar en qué fecha ni el monto de la inversión.
Paradoja ambiental
Con los cambios recientes en las regulaciones europeas, más del 5% del pescado consumido en la UE podría provenir de granjas que utilizan proteínas a base de insectos para 2030, estima el lobby de harina de insectos en Bruselas, el IPIFF.
En la actualidad, las comidas para los peces de piscifactoría se elaboran en parte con pescado salvaje. Durante años, las ONG internacionales han denunciado esta paradoja, que está en el origen de la sobrepesca con consecuencias nocivas para los ecosistemas, la cadena alimentaria marina y los medios de vida de las poblaciones locales.
Las harinas de insectos representan, por tanto, una alternativa, desarrollada en Francia por tres players que ya han entrado en fase de industrialización: Ynsect, Innovafeed yAgronutris, que recaudó 100 millones de euros en 2021 y acaba de firmar un contrato por“varias decenas de millones de euros”con BioMar.
Esta empresa danesa, líder mundial en la fabricación de piensos para peces de cultivo y en especial para salmones, ha decidido invertir.
“No hay interés en alimentar a los peces con pescado que pueda ser consumido por humanos directamente” o “con soya”, importada masivamente y cuyo cultivo intensivo promueve la deforestación, justifica Katherine Bryar, directora de marketing de BioMar.
Triturado
En Rethel, en un recipiente transparente, pululan lo que parecen miles de semillas de sémola.
“Estas son larvas que acaban de eclosionar. Hoy pesan 15 microgramos y lo multiplicarán por 10.000 en apenas dos semanas. Entonces, 100 gramos de neonatos representarán una tonelada de larvas en dos semanas”,se regocija Cédric Auriol, cofundador de Agronutris.
La vertiginosa velocidad de crecimiento de las larvas de la mosca soldado negra es una de las razones que llevó a la empresa a seleccionar esta especie no invasiva y conocida como la reina del compostaje.
Esta elección, así como la receta de la masa o las condiciones óptimas para industrializar la producción, han sido objeto de 12 años de investigación en un laboratorio de Toulouse, según informa la empresa.
Después de dos semanas de crecimiento, el 98% de las larvas se trituran para dar proteínas y el 2% se conservan para convertirse en reproductores.
En el interior de uno de los aviarios donde pululan las moscas adultas, Antoine Raybois, con el sombrero cubierto de insectos, explica que“la actividad principal aquí es la puesta de huevos, el objetivo es recoger el mayor número posible de huevos”. Una mosca soldado negra hembra puede poner entre 600 y 1000 huevos en su corta vida (dos semanas).
Residuos de basura
Otra salida para la cría de moscas es el “excremento”, una mezcla de excrementos y mudas, considerado un excelente abono para la agricultura.
El objetivo es producir unas 16.000 toneladas a velocidad de crucero.